El oro no está protagonizando un año 2021 tan positivo en cuanto a su revalorización como los fueron 2019 o 2020. En parte es lógico, dado que el año pasado fue excepcional, con una pandemia a escala mundial desconocida en la era moderna, que disparó las cifras de inversión en metales preciosos. No en vano, el oro alcanzó en agosto de 2020 su precio máximo de todos los tiempos, superando los 2.000 dólares la onza. En 2021, los movimientos han sido menores y, concretamente em septiembre, el metal ha experimentado una corrección que lo ha llevado a caer un 4,12%. En este post vamos a tratar de explicar esta caída del precio y a contemplarla con algo de perspectiva.

En las últimas semanas, uno de los factores fundamentales en los que se fijan los analistas para predecir los futuros movimientos en el precio del oro es en los movimientos de la Reserva Federal y la posibilidad de que comience a desmantelar el programa de rescate que puso en marcha con motivo de la pandemia, para evitar el desplome de la economía estadounidense. En este post vamos a explicar el porqué de esta relación y qué pasará cuando la Fed tome esa decisión.

Voces autorizadas como las de los gobernadores de los bancos centrales siguen apostando por el oro físico y desconfían de los activos virtuales.

En este post vamos a comparar lo que puede ofrecer el oro frente al resto de “commodities” como el petróleo, celerales, etc.

En un entorno actual de recuperación de la economía global, con la amenaza de una inflación creciente, espoleada por los multimillonarios planes de apoyo puestos en marcha en EEUU por la Reserva Federal, los inversores tienen cada vez más en cuenta los activos refugio como los metales preciosos.

En este post vamos a repasar los factores a largo plazo que van a favorecer el crecimiento en el precio de la plata.