El oro es un metal muy curioso: es extremadamente pesado, aunque blando; inerte, pero con un brillo casi irresistible; por ello, es el material preferido para la joyería. También es muy curioso en cuando a la inversión: no hay un tema que divida más a los profesionales de la inversión como el oro”. No se puede encontrar una definición más acertada que la propuesta por David Ferguson, CEO de Hugo, en el blog de Benzinga.

En efecto, el oro como activo de inversión genera un vivo debate entre quienes lo defienden, como el activo refugio perfecto, y quienes lo acusan de no ofrecer rendimientos y de ser una ‘reliquia bárbara’.

Objetivamente, sin embargo, el metal precioso sigue teniendo mucho que decir en el ámbito de la inversión, muchos siglos después de que comenzara a utilizarse como depósito de valor y medio de pago.

Por ello, desde el punto de vista del propio inversor, vamos a tratar de responder a la pregunta que seguramente se planteará éste en determinados momentos: “¿qué puede hacer el oro por mí?”.

Criticas y ventajas

Algunas de las críticas habituales de los ‘negacionistas’ son que el oro no ofrece rendimientos, que resulta muy caro de extraer, tiene pocos usos fuera de la joyería y sus precios experimentan muchas oscilaciones. Lo cual es cierto.

Por su parte, los partidarios del oro defienden que, a lo largo del tiempo, el precio del oro acaba reflejando el coste de producirlo que, a su vez, tiende a reflejar la inflación.

Tiene, además, otras ventajas importantes:

• Ha sido utilizado como una forma de dinero desde tiempos inmemoriales.
• Tiene un suministro semirrígido, lo que significa que los bancos centrales no tienen poder para devaluarlo.
• Es la mayor potencia monetaria, ya que carece de riesgo de contraparte, al tener valor en sí mismo.
• No puede crearse de la nada, como el dinero fiat.
• Mantiene su valor a lo largo del tiempo, independientemente de lo que ocurra s su alrededor.

Como explica el post de Ferguson, la paradoja del oro es que, aparentemente, no hay razones que expliquen que haya sido una constante durante milenios en mundo, incluso después de la llegada de la ingeniería financiera. Una constante que protege frente a cualquier forma de riesgo e incertidumbre.

Un activo de enorme liquidez

Una de las claves por las que el oro sigue siendo relevante tantos siglos después es porque se trata de un activo que tiene una enorme liquidez. El mercado del oro es el tercer mercado financiero más grande del mundo, con transacciones diarias por valor de miles de millones de dólares.

Lo más importante es que no solo se mueve el oro en los grandes centros financieros internacionales, sino que también se registran innumerables transacciones hasta en las ciudades más pequeñas, por medio de la actividad de los joyeros o casa de empeño.

De ahí una de sus principales diferencias con los grandes activos de inversión que le hacen la competencia: para comprar acciones, bonos o negociar con títulos, es necesario estar en un centro financiero. En cambio, en cualquier parte del mundo se puede negociar con oro, porque su valor es reconocido y su precio está establecido.

El oro protege frente a cualquier riesgo

La ingeniería financiera ha creado en los últimos años múltiples vehículos de inversión, cada vez más sofisticados, normalmente de gran volatilidad y riesgo. Por ello, el oro es un complemento perfecto en las carteras de inversión demasiado expuestas al riesgo, como elemento de diversificación.

Ello es posible gracias a que se trata de uno de los pocos activos de inversión que no tienen correlación con los demás y, por tanto, mantiene su valor mientras el de los demás cae.

Es la inversión más sencilla

Al margen de todo lo anterior, el oro se caracteriza por su enorme sencillez: es lo que es, un activo valioso, de liquidez inmediata y valor reconocido en todo el mundo.

Las nuevas formas de inversión, como las criptomonedas, pueden haberle restado parte de sus posibilidades de revalorización, al atraer a numerosos inversores, pero lo cierto es que, mientras que existen miles de criptomonedas diferentes, solo hay un oro

Todas estas monedas digitales no están vinculadas a nada y su valor se basa simplemente en el supuesto de que siempre haya alguien interesado en comprarlas. Pero detrás de ellas no hay nada, como se demostró cuando la cotización del bitcoin se hundió a causa de las críticas de Elon Musk o de la prohibición por parte de China.

Frente a ello, el oro es un activo universal, apreciado en todas las culturas y que forma parte de las reservas estratégicas de los países, por su capacidad para mantener el valor a lo largo del tiempo.

Si es útil en este sentido para los países, cuánto más lo será para apuntalar nuestras finanzas personales y nuestro futuro.