El precio de la plata comenzó el año 2020 a 17,925 dólares la onza y lo cerró a 26,485 (datos de la London Bullion Market Association), con una revalorización anual del 47,75%.

En ello tuvo mucho que ver el gran aumento de la demanda de bullion de plata que se registró durante los meses de marzo y abril, en plena pandemia, en los mercados occidentales, especialmente Europa y los Estados Unidos.

Un repunte de la demanda que provocó problemas de suministro, retrasos en las entregas del metal y subida de las primas que cobraban los comerciantes.

Un año después, con la situación más o menos normalizada, aunque sin desparecer la incertidumbre relacionada con los contagios de covid-19, el precio de la plata ha experimento un leve retroceso, iniciando el año a 27,27 dólares la onza y cotizando en estos momentos a 23,43.

 

Perspectivas de futuro optimistas

Analistas e inversores confían en la evolución del precio de la plata a medio y largo plazo, ya que es un metal que tiene unas características muy especiales y disfruta de las ventajas que tienen los metales preciosos como los industriales.

Ello implica que, como metal precioso, la plata se va a ver beneficiada por el interés de los inversores que buscan activos refugio ante la incertidumbre económica internacional. Y como metal industrial, su demanda se va a disparar en sectores como el de la energía solar fotovoltaica o la electrónica, impulsada por la recuperación de la economía global.
En un reciente post publicado en el blog Newsmax Finance, Trevor Gerszt describe una serie de factores a largo plazo que van a determinar la subida del precio de la plata.

Según Gerszt, “todo sucederá a su debido tiempo, así que hay que tener paciencia. El precio de la plata tiene un enorme potencial de subida. Durante los momentos de subida de los mercados de metales, es frecuente comprobar cómo el precio de la plata sube en mayor proporción que el del oro”.

Trevor Greszt ha identificado hasta tres factores a largo plazo que van a ser favorables a la evolución del precio de la plata:

 

1. Industria fotovoltaica

Desde hace años, el mundo mantiene una tendencia hacia la sustitución del consumo de energía procedente de fuentes fósiles por la generada por fuentes renovables, como la geotérmica, solar o eólica.

 

 

Una tendencia impulsada tanto por una mayor concienciación social como por iniciativas gubernamentales, como la obligación, en algunos países, de dotar de paneles solares fotovoltaicos a las viviendas de nueva construcción.

En particular, las previsiones de futuro relativas a la industria solar fotovoltaica son especialmente halagüeñas: se habla incluso de que la demanda actual se va a multiplicar por entre tres y diez hacia finales de la presente década. Y ello va a implicar también un tremendo aumento de la demanda de plata.

Como explica el post de Newsmax Finance, la plata es el metal que hace funcionar los paneles solares y resulta fundamental en la producción de células fotovoltaicas: “sin plata, no se puede obtener energía solar”,

Incluso a pesar de que los fabricantes logren limitar la cantidad de plata necesaria en los paneles solares, el aumento de la demanda de este tipo de energía va a garantizar un crecimiento de la demanda de plata por parte de la industria fotovoltaica. Y ello va a redundar en un aumento del precio del metal.

 

2. Automoción

La industria del automóvil también es una importante fuente de demanda de plata, ya que todos los vehículos necesitan este metal en sus componentes electrónicos, que son cada vez más frecuentes.

Los vehículos híbridos y eléctricos de última generación utilizan más plata, incluso el doble que los que cuentan con motores de combustión interna. De forma que, conforme los coches eléctricos van aumentando su popularidad entre los conductores o los gobiernos de los países ordena la electrificación de las flotas, aumentará también la demanda de plata por parte de la industria del automóvil.

 

 

Según datos de The Silver Institute, la demanda total de plata por parte de la industria automovilística podría alcanzar los 98 millones de onzas (3.048 Tm) para el año 2025, lo que representa un aumento del 60% con respecto a la cifra actual, que es de 61 millones de onzas (1.897 Tm).

Una demanda casi equivalente a la de la industria fotovoltaica y que influirá aún más en la evolución del precio de la plata. Además, existen otras industrias satélites a la de automoción, como la de fabricación de dispositivos de recarga de vehículos eléctricos, que también van a contribuir a este crecimiento de la demanda de plata.

 

3. Inversión

Por lo general, alrededor de la mitad de la demanda mundial de plata procede de la industria. Esta proporción, sin embargo, se vio alterada en 2020, debido a que la pandemia de covid-19 obligó a clausurar numerosas instalaciones, al tiempo que crecía la demanda por parte de los inversores, preocupados por el deterioro de la economía global.

 

 

Aunque a partir de este año se recuperen las proporciones habituales, los analistas estiman que la demanda de inversión va a seguir siendo muy importante, ante las dudas sobre la recuperación económica.

La política monetaria de la Reserva Federal estadounidense, con tipos cercanos a cero y un importante programa de recompra de bonos en marcha, también contribuye a fomentar el crecimiento del precio de la plata.

Todos estos factores se van a combinar para que el precio del metal vuelva al nivel de los 30 dólares la onza que rozó el año pasado e incluso supere su máximo histórico.

Por tanto, es un buen momento para comenzar a invertir en plata física, desde cantidades modestas. SEMPI Gold España ha puesto en marcha recientemente un plan de adquisición de plata física, con unas características muy interesantes, denominado Argentón.