El año 2020 ha venido marcado por la pandemia de Covid-19, que ha alterado todas las previsiones económicas y ha provocado una crisis de enormes dimensiones, que algunos comparan al ‘crack’ bursátil de 1929. Como en todas las situaciones de crisis, el oro ha dado lo mejor de sí, superando su anterior registro histórico que databa de 2011 y rebasando, por primera vez en su historia, los 2.000 dólares la onza. ¿Qué factores lo han propiciado y hasta dónde puede llegar?

Record en el fixing de Londres

Por su parte, el precio fixing de la London Bullion Market Association (LBMA) batió sus propios récords apenas unos días más tarde: el 4 de agosto cerró la sesión a 1.977,900 dólares la onza, superando el anterior registro máximo, que era de 1.895,00 dólares la onza, los días 5 y 6 de septiembre de 2011.

Al día siguiente, el fixing de Londres se disparó también por encima de los 2.000 dólares la onza, cerrando en 2.048,15 dólares la onza. El 6 de agosto se registró la cifra más alta hasta el momento en el precio fixing de la LBMA: 2.067,15 dólares la onza.

El hito fue reconocido y celebrado por la propia London Bullion Market Association que, en una nota de prensa publicada en esos días, señalaba que:

“Es la primera vez en la los más de 100 años de historia de la LBMA que el precio del oro en Londres ha superado los 2.000 dólares la onza. Este nuevo precio récord es la continuación de la importante subida del oro a lo largo de 2020. El metal precioso abrió el año el pasado 2 de enero a 1.520,55 dólares la onza y se ha revalorizado un 33,8% en los 149 días de negociación que llevamos hasta ahora, superando los 1.900 dólares la onza por primera vez el pasado 24 de julio”.

Las anteriores ‘barreras psicológicas’ del precio del oro se habían superado años antes: el 14 de marzo de 2008 se superaron los 1.000 dólares la onza y el 20 de abril de 2011, los 1.500 dólares. En los 20 años que llevamos de siglo XXI, el precio del oro se ha revalorizado nada menos que un 621%.

Como apuntaba la CEO de la LBMA, Ruth Crowell, en esa comunicación,

“no hay una prueba más clara del papel del oro como depósito de valor que el entusiasmo con el que los inversores de todo el mundo han recurrido al metal durante la insólita crisis social y económica que hemos vivido en los últimos meses. Una vez más, el oro ha demostrado que es el activo refugio preferido en periodos de incertidumbre y gran volatilidad”.

Factores de la subida

Uno de los factores que más han contribuido a esta histórica subida del oro es, sin duda, la inestabilidad geopolítica y económica internacional, en especial los enormes perjuicios causados por la pandemia de Covid-19.

Ello ha provocado que los inversores hayan huido en masa de activos con mayor riesgo, especialmente las acciones, para confiar buena parte de sus carteras de inversión a los metales preciosos y, en especial, al oro.

Por otro lado, la contención en los tipos de interés oficiales, muy cercanos a cero, provoca que el rendimiento de los bonos del tesoro, un activo que compite directamente con el oro por el favor de los inversores, se haya desplomado, lo que resulta positivo para el metal precioso.

En tercer lugar, el dólar estadounidense también se ha resentido en las últimas semanas, no solo por las vicisitudes de la política y le economía en EEUU, sino también por la puesta en marcha de los multimillonarios programas de adquisición de bonos por parte de la Reserva Federal estadounidense, y a la puesta en circulación de más dinero en efectivo. Medidas hunden los tipos de interés y, a la vez, insuflando un nuevo impulso al oro.

Perspectivas de futuro

A pesar de que tras alcanzar sus registros máximos, el precio del oro ha vuelto a caer, los analistas creen que se trata solo de una corrección temporal, achacable al deseo de muchos inversores de recoger los beneficios.

Es cierto que el precio ha vuelto a retroceder, pero también lo es que no ha dejado de cotizar por encima de los 1.900 dólares la onza, un nivel que, de momento, no parece dispuesto a perder.

Lejos quedan los 1.452,20 dólares la onza que alcanzó durante la corrección del mes de marzo, en pleno confinamiento por la pandemia de Covid-19. Los analistas coinciden en que las medidas de rescate de los bancos centrales, la situación de los bonos, la caída del dólar y, en general, el nerviosismo e incertidumbre de los inversores, van a seguir jugando a favor del oro, que podría alcanzar nuevos registros históricos de 2.300 dólares la onza en 2021.

De momento, en lo que llevamos de año, el metal precioso ha registrado una revalorización superior al 30%, mucho más de lo que pueden decir otros activos de inversión, Y lo más importante: ha demostrado su verdadero valor como refugio, en una de las situaciones más complicadas de la historia moderna.